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Este viernes, la Suprema Corte de Estados Unidos dictamino que, por ahora, los sistemas escolares públicos deberán ofrecer a los padres la opción de “exclusión voluntaria” en caso de que el contenido de clases entre en conflicto con las creencias religiosas.
Con un resultado de 6 a 3, siguiendo líneas ideológicas la votación ha generado preocupación entre educadores, administradores escolares y defensores de derechos civiles, por su posible impacto en la educación sobre diversidad, ciencia y derechos humanos.
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El caso: libros con personajes LGBTQ
La decisión de la Suprema Corte se centró en el sistema escolar del condado de Montgomery, Maryland, uno de los más diversos del país, cuando un grupo de padres demandó a la junta escolar por negarles el derecho a sacar a sus hijos de clases en las que se leían libros con personajes LGBTQ+, argumentando que estos materiales iban en contra de sus creencias religiosas.
Al momento de escribir el fallo mayoritario, el juez Samuel Alito declaró que es probable que los padres ganen su demanda, pues las políticas de la junta escolar “obstaculizan inconstitucionalmente su ejercicio religioso”. Además, señaló que los libros promueven ideas sobre identidad de género que contradicen las creencias de algunas familias.
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Opiniones encontradas
La jueza Sonia Sotomayor, en representación del ala liberal del tribunal, criticó el fallo y advirtió que podría abrir la puerta a aislar a los estudiantes de ideas fundamentales en una sociedad democrática pues la exposición a ideas diversas es crucial para la vitalidad cívica del país.
Por su parte, la junta escolar argumentó que permitir constantes exclusiones voluntarias es impráctico. Mientras que retirar a estudiantes de clases específicas como educación sexual puede ser viable, hacerlo cada vez que un personaje LGBTQ aparece en un cuento resulta inviable, afirmaron.
Aunque la medida es temporal y mientras continúa el litigio, sienta un precedente preocupante para muchos distritos escolares, que ahora podrían enfrentar un alud de solicitudes para excluir a estudiantes de contenidos que, aunque estén alineados con estándares educativos, contradicen las convicciones religiosas de ciertos padres.