Foto: Ruta del Peregrino vía Facebook
Cada año, miles de fieles emprenden un recorrido de 92 kilómetros desde Ameca hasta Talpa de Allende, con el objetivo de llegar al santuario de la Virgen del Rosario de Talpa. Esta peregrinación, una de las más importantes de México, es una manifestación de fe y tradición profundamente arraigada en la cultura jalisciense.
El camino atraviesa los municipios de Ameca, Guachinango, Mixtlán, Atenguillo, Mascota y finalmente Talpa de Allende. Sin embargo, la Ruta del Peregrino no se limita a este sendero principal, pues existen ramificaciones que conectan con Nayarit, Colima, Michoacán e incluso con Guadalajara, permitiendo que devotos de diversas regiones se sumen a la travesía.

Foto: Ruta del Peregrino vía Facebook
El recorrido no es solo un acto religioso, sino también una oportunidad para reflexionar y admirar el imponente paisaje de la Sierra Madre del Sur. Durante el trayecto, los peregrinos pueden encontrar puntos de descanso, vendedores ambulantes y fogatas donde se comparten historias y oraciones. La peregrinación alcanza su punto máximo en las semanas previas a la Semana Santa, cuando miles de personas caminan a pie o a caballo para venerar a la Virgen.
Talpa de Allende, el destino final, es una población que destaca no solo por su fervor religioso, sino también por su riqueza cultural y económica. La basílica de Nuestra Señora del Rosario de Talpa es el epicentro de la devoción, pero el pueblo también ofrece atractivos como la parroquia de San José, el museo religioso de Nuestra Señora del Rosario y la vista panorámica desde Cristo Rey.

Foto: Ruta del Peregrino vía Facebook
Esta ruta milenaria es más que un simple camino: es un reflejo de la identidad y la historia de Jalisco, donde la fe, la tradición y la belleza natural convergen en una de las peregrinaciones más emblemáticas de México.
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