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Este sábado el Senado de Texas aprobó un nuevo mapa electoral diseñado para reforzar el control republicano en el Congreso de Estados Unidos para las elecciones legislativas de 2026. Con una votación 18-11 en línea partidaria, solo queda la ratificación del gobernador Greg Abbott.
Con el fin de reducir las opciones de los demócratas de arrebatarles la Cámara de Representantes, el presidente Donald Trump presionó a la mayoría republicana texana para redibujar los distritos. El rediseño, basado en la polémica técnica del gerrymandering, podría dar hasta cinco escaños adicionales al Partido Republicano.
La estrategia desató críticas en todo el país. En respuesta, el gobernador de California, Gavin Newsom, impulsó un plan similar para beneficiar a los demócratas, aprobado por su legislatura y acompañado de un referendo en noviembre. Barack Obama celebró la medida californiana como una “respuesta inteligente y mesurada” a las acciones de Trump.
Demócratas de Texas denunciaron que el nuevo esquema diluye el voto afroestadounidense e hispano, vulnerando la Ley de Derecho al Voto de 1965. Líderes opositores lo calificaron como una manipulación “racista” para silenciar a las minorías.
Trump, por su parte, busca replicar la misma estrategia en estados como Indiana, Ohio y Missouri, en un intento por blindar la mayoría republicana rumbo a los comicios de mitad de mandato.