Foto: Gobierno del Estado de Guerrero vía Facebook
Guerrero es un estado con una cultura rica en tradiciones que se han aprendido de generación en generación. En muchas partes de México ciertas tradiciones se han mezclado y adaptado a las costumbres religiosas desde la conquista, pero mantienen la esencia de nuestros ancestros. La Danza de los Tlacololeros es un ejemplo de esto: una ceremonia llena de color y simbolismo que hoy es el alma de muchas celebraciones en Guerrero.
La palabra Tlacolol viene de la lengua Nahuatl y significa “Cultivo del campo”. Los “tlacololeros” eran los encargados de cuidar los cultivos de plagas y depredadores, especialmente el jaguar. Se consideraban guerreros o cazadores que llevaban a cabo rituales para pedir a los dioses una buena cosecha, en comunión con la naturaleza.
Con la llegada de los españoles, este ritual evolucionó hasta convertirse en una danza que simboliza la caza del jaguar, en la que los tlacololeros rodean a su presa en un combate ficticio. Hoy, esta representación se realiza en varias festividades religiosas, siendo una de las más significativas la celebración a la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre.
Elementos del vestuario de los Tlacololeros
Los danzantes que representan al jaguar visten pieles y máscaras que simulan el poderoso felino. Pero los tlacololeros, esos guerreros protectores, destacan aún más: sus trajes rústicos simulan ser antiguos guerreros prehispánicos, usando máscaras de madera, pieles y un sombrero muy colorido lleno de flores.
El chirrión, un látigo de cuero, es otro elemento clave: el ruido que producen al hacerlo sonar espanta al jaguar y, a la vez, es un llamado a la lluvia, un deseo de prosperidad para el campo.

Foto: Secretaría de Cultura de Guerrero vía Facebook
Hoy en día, esta hermosa tradición es mucho más que una danza; es un encuentro donde las raíces indígenas y mestizas se entrelazan, creando un sentido de comunidad que llena de orgullo.