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En sus primeros 100 días de regreso a la Casa Blanca, el presidente Donald Trump ha retomado un enfoque fuerte y directo en política exterior, similar al de su primer mandato, pero ahora con más libertad para actuar. Ya no tiene asesores que moderen sus decisiones, lo que le permite seguir su instinto sin muchas restricciones.
Desde el inicio, Trump ha mostrado poco interés en cooperar con organismos internacionales y ha buscado acercarse a líderes autoritarios. Su estilo, descrito por expertos como “visceral” y “transaccional”, se basa en que Estados Unidos debe ganar siempre, sin importar si eso afecta a sus aliados tradicionales o a la estabilidad global.
Uno de los temas clave ha sido la guerra en Ucrania. Trump prometió terminarla en menos de 24 horas, algo que no ha logrado. Sin embargo, ha presionado al gobierno ucraniano para negociar con Rusia, condicionando el envío de ayuda militar a cambios importantes, como ceder territorios y no entrar a la OTAN. Esto ha generado críticas, ya que parece favorecer los intereses de Moscú.
En Europa, muchos gobiernos siguen apoyando a Ucrania, pero Trump ha exigido que los países de la OTAN aumenten su gasto en defensa, diciendo que el actual compromiso es insuficiente. Esto ha creado tensiones con los aliados europeos.
Otro punto destacado fue su intervención en el conflicto en Gaza. Antes de asumir el cargo, logró una tregua entre Israel y Hamás, pero esta se rompió rápidamente. Trump propuso que Estados Unidos controle el territorio palestino para desarrollarlo, lo que ha sido visto como una idea polémica e incluso peligrosa.
Además, ha revivido propuestas como comprar Groenlandia, convertir a Canadá en el “estado 51” y recuperar el control del canal de Panamá. Aunque parecen ideas exageradas, reflejan su interés por ampliar la influencia estadounidense.
En Medio Oriente, ha iniciado conversaciones con Irán sobre su programa nuclear, aunque bajo amenazas militares. Y en América Latina, ha buscado acercarse a líderes como Javier Milei de Argentina y Nayib Bukele de El Salvador, quienes lo apoyan abiertamente.
Con este enfoque más directo y sin filtros, Trump ha dejado claro que su visión del mundo sigue siendo que Estados Unidos debe actuar con fuerza y en función de sus propios intereses.
EFE