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Donald Trump anunció este viernes que solicitará a la fiscal general, Pam Bondi, abrir una investigación de los vínculos del fallecido criminal sexual Jeffrey Epstein con figuras de alto perfil como Bill Clinton, Larry Summers, Reid Hoffman y ejecutivos de JPMorgan Chase.
La instrucción se da pocos días después de que los demócratas difundieran correos electrónicos del convicto que mencionan a Trump, lo que reavivó la presión pública sobre el caso. Ante ello, el mandatario acusó en Truth Social que los demócratas trataron de revivir el engaño de Epstein para distraer de un “desastroso cierre del gobierno” y otros fracasos.
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También señaló que la nueva investigación busca aclarar qué tipo de relación tuvieron Epstein y determinadas figuras políticas y financieras.
Horas después, Bondi confirmó que cumplirá la directiva presidencial y designó a Jay Clayton, fiscal principal del distrito sur de Nueva York, para encabezar la pesquisa federal. La decisión contrasta con una revisión previa del FBI y el Departamento de Justicia, que este año concluyó que no había bases legales para procesamientos adicionales.
La nueva ofensiva de Trump se produce en medio de una creciente presión del Congreso, incluyendo figuras conservadoras, para que se publiquen todos los archivos del caso Epstein. En días recientes, la Casa Blanca intentó disuadir un voto en la Cámara de Representantes que obligaría a divulgar dichos documentos, pero la iniciativa logró las firmas necesarias para avanzar.
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Analistas señalan que la apertura formal de una investigación podría brindarle al Departamento de Justicia un argumento para retrasar la publicación de los archivos, ya que la divulgación durante una pesquisa en curso podría comprometer futuros procesos.
Dentro de la propia administración, la estrategia de Trump ha generado preocupación, pues algunos aliados consideran que el presidente está alimentando la controversia en lugar de contenerla, especialmente tras documentos publicados esta semana que mencionan su nombre, aunque no lo involucran en ningún delito.
A pesar de ello, Trump insistió el viernes en que él y Epstein mantuvieron una “muy mala relación durante años” y centró sus críticas en quienes considera responsables de mantener vivo el tema en la opinión pública.
Mientras tanto, figuras mencionadas en los correos, como Hoffman y Clinton, respondieron públicamente. Hoffman calificó la orden de investigación como una “maniobra obvia” y pidió abrir todos los archivos. Por su parte, un portavoz de Clinton afirmó que los mensajes “no prueban nada” y acusó a los republicanos de desviar la atención de otros problemas políticos.
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JPMorgan Chase, otro de los señalados, reiteró que cortó lazos con Epstein años antes de su arresto y expresó arrepentimiento por cualquier relación pasada. El banco ya había pagado millones en acuerdos legales relacionados con transacciones sospechosas vinculadas al financiero.
Con una votación en puerta para liberar los archivos y una nueva investigación federal recién ordenada, la batalla política y mediática por el legado del caso Epstein se intensifica mientras la administración Trump intenta controlar los daños.