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El gobierno de Trump ha iniciado la detención de migrantes en una prisión de máxima seguridad en Luisiana, en la que se han denunciado abusos a los reclusos y problemas de hacinamiento.
La Secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, afirmó que la prisión conocida como Angola, la más grande del país, recibirá a “migrantes y delincuentes de alto riesgo”, destacando que ya se han trasladado 51 personas y que la capacidad inicial será de 200 camas, con miras a ampliarse a 400.
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El acuerdo entre el estado de Luisiana y la Administración Trump forma parte de la estrategia del DHS, que busca aumentar la capacidad de detención a 80 mil camas en todo el país. Actualmente, más de 61 mil 200 migrantes permanecen bajo custodia, aunque casi la mitad no tienen antecedentes criminales.
La cárcel de Angola, ubicada al norte del estado y construida a finales del siglo XIX, arrastra una historia de explotación, maltratos y denuncias de violaciones de derechos humanos. Organismos como la ACLU han señalado recientemente el maltrato a menores detenidos en estas instalaciones.
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Autoridades federales defendieron la medida como un ejemplo para “proteger las calles”, mientras organizaciones de derechos civiles alertan sobre el riesgo de repetir patrones de abuso en la prisión catalogada como la más violenta del país.