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El presidente Donald Trump revocó las autorizaciones de seguridad de sus rivales políticos Kamala Harris y Hillary Clinton, así como de varios exfuncionarios y críticos, incluyendo miembros de la administración Biden y abogados que han liderado casos en su contra.
La medida, anunciada en un memorándum oficial, afecta también a Joe Biden y su familia, limitando su acceso a información clasificada y restringiendo su entrada a instalaciones seguras del gobierno. Tradicionalmente, exmandatarios y altos funcionarios conservaban estas autorizaciones como una cortesía.
Entre los afectados están el exsecretario de Estado Antony Blinken, el asesor de seguridad Jake Sullivan y la fiscal general adjunta Lisa Monaco. También se incluyen figuras republicanas como Liz Cheney y Adam Kinzinger, quienes votaron para acusar a Trump en su segundo juicio político.
Además, Trump revocó autorizaciones a fiscales y abogados que han encabezado investigaciones en su contra, como la fiscal general de Nueva York Letitia James, el fiscal de distrito de Manhattan Alvin Bragg y el exfiscal federal Andrew Weissman.
Varios de los afectados respondieron burlándose de la orden en redes sociales. Alexander Vindman afirmó que su autorización había caducado hace años, mientras que Norm Eisen prometió seguir presentando demandas contra Trump.
La decisión de Trump se produce en un contexto en el que él mismo ha sido investigado por el manejo indebido de documentos clasificados, un caso que fue desestimado tras su reelección.