La UEFA decidió dar por perdido el partido a Kosovo frente a Rumanía, con un marcador oficial de 3-0, tras la suspensión del encuentro en Bucarest el pasado 15 de noviembre.
La interrupción ocurrió después de que los jugadores kosovares abandonaran el terreno de juego en protesta por los cánticos “¡Serbios, serbios!” de la afición local, así como por la exhibición de pancartas con el mensaje “Kosovo es Serbia”.
La resolución de la UEFA también impone una multa de 6,000 euros a la Federación de Kosovo por conducta impropia de su equipo.
A la Federación Rumana, en tanto, se le sancionó con 128,000 euros por múltiples infracciones, incluyendo comportamientos racistas, mensajes políticos provocativos, el uso de bengalas y punteros láser, disturbios durante los himnos y bloqueos de accesos. Además, el organismo decretó el cierre del estadio para el próximo partido local de Rumanía.
El encuentro, correspondiente al grupo C2 de la Liga de Naciones, se encontraba empatado a cero al momento de la suspensión. La UEFA argumentó que Kosovo fue responsable de que el partido no se completara, según el artículo 25.01 del reglamento.
Por otro lado, la Federación Rumana rechazó las acusaciones de racismo, señalando que los jugadores de Kosovo mostraron “falta de respeto” y no fomentaron el juego limpio.
A pesar de los incidentes, Rumanía lidera el grupo con 18 puntos, logrando el ascenso a la Liga B. Kosovo, segundo en la tabla, disputará el ‘play-off’ de ascenso.
Este no es el primer episodio controvertido entre ambas selecciones. En las eliminatorias de la Eurocopa 2024, un partido también fue suspendido por cánticos ofensivos similares, reflejando las tensiones políticas que se trasladan al fútbol.