La declaración de la ley marcial esta semana por parte del presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, ha provocado un fuerte rechazo en el país. Según encuestas recientes, más del 70% de los ciudadanos creen que el mandatario debería dimitir o ser destituido. Este episodio, inesperado en una nación desarrollada, ha generado alarma y debates sobre la desconexión del presidente con las necesidades de la población.

El anuncio sorprendió a muchos ciudadanos en sus hogares, reviviendo recuerdos de dictaduras militares pasadas. Personas como Lee Ji-heon, diseñadora gráfica, compararon la situación con los años de represión política. Otros, como Cha Mi-jung, celebraron la rápida acción de la Asamblea Nacional para revocar la ley marcial, aunque persisten críticas hacia Yoon por haber generado una crisis innecesaria.
El rechazo generalizado se centra en la percepción de que el presidente vive aislado de la realidad y carece de sensibilidad hacia las necesidades del pueblo. Este evento, sumado a lo que muchos consideran una gestión errática desde su elección en 2022, ha exacerbado la desconfianza.
A pesar de las críticas a Yoon, los ciudadanos expresan incertidumbre sobre posibles sucesores. Comentarios como “deberemos votar por el menos malo de todos” reflejan un desencanto generalizado con la clase política surcoreana.
La votación parlamentaria para inhabilitar al presidente será crucial. Aunque es poco probable que Yoon dimita por voluntad propia, los próximos días definirán su futuro político y el rumbo de la democracia en Corea del Sur.