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Después de 37 años como editor en jefe de la revista Vogue en Estados Unidos, Anna Wintour (la Miranda Priestly de la vida real), anunció que dejará su cargo y la búsqueda de su reemplazo.
Aunque Wintour dejará el cargo principal en Vogue, no significa que dejará Conde Nast del todo ya que solo reducirá sus funciones al permanecer como directora global de contenido de la editorial, además de ser directora global de Vogue.
Wintour reinventó la publicación de Vogue como editora en jefe, transformando un título cada vez menos aventurero en una potencia que es capaz de establecer tendencias y destruirlas al igual que con los diseñadores. Las portadas de Wintour destacaron más de una vez a figuras menos conocidas, rompiendo cánones en el mundo de las publicaciones de moda de alta gama.
Con su primer número publicado en 1988, Anna Wintour presentó a la modelo israelí Michaela Bercu en unos jeans vaqueros deslavados, marcando así una pauta para cientos de las ediciones posteriores tomando elecciones editoriales que antes eran inimaginables: fotos casuales, al aire libre y del torso. También rompió con una tradición milenaria al presentar a un hombre en la portada en 1998.
El anuncio de la famos editora no es un retiro sino un cambio en su nuevo rol frente de la edición estadounidense de Vogue, pues en 2020 se convirtió en editora de contenido de Condé Nast supervisando títulos a nivel mundial de Vanity Fair, Wired, GQ, Arcitectural Digest, Bon Appétit y Condé Nast Traveler.